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La vida en pequeñas dosis

El sueño se llamaba “Corvette”

Fíjense en la joya que anunciaron en Hemmings hace unos días:

Chevrolet Corvette de 1969 (fuente: hemmings.com)

Chevrolet Corvette de 1969 (fuente: hemmings.com)

Un Corvette de 1969. Un verdadero clásico, un icono del deportivo americano. Este color no es el que más me gusta, pero … qué maravilla.

El Corvette nació como roadster, un coche rápido y biplaza para presumir y disfrutar. No es un muscle car, que al fin y al cabo es un ladrillo más o menos estiloso con un motor enorme. El Corvette tiene estilo, tiene clase.

Y sí, también tiene un motor enorme. Eso va de serie en cualquier coche americano. En concreto, éste es un “427/435 Tri-Power”. Como siempre, ni idea de qué significa esto, pero el vendedor lo ponía como algo legendario. Tras buscar un poco, descubrí por qué: los motores Tri-Power están hechos por Pontiac (otra estrella de la galaxia de General Motors), y todos son de gran potencia. Este en particular es un motor 427, de 435 CV de potencia. De ahí lo de “427/435”.

No hace falta decir más. Les dejo ahí la foto, para que disfruten soñando.

AMC Javelin de 1970

Esta semana me he fijado en un anuncio en bringatrailer.com de uno de los muscle cars que todavía no había puesto por aquí: el AMC Javelin.

AMC Javelin de 1970 (fuente: bringatrailer.com)

AMC Javelin de 1970 (fuente: bringatrailer.com)

Este es un modelo de 1970, la primera generación (1967-1970), y lleva un motor V8 de 390 pulgadas cúbicas, o 6.4l, y 325CV. Como el Plymouth Barracuda, el Dodge Charger o el Chevrolet Camaro, el Javelin fue la respuesta al Mustang de Ford. Y aunque estos coches eran usados a menudo por gente con ganas de saltarse las leyes de circulación, también fueron usados para mantenerlas: la segunda generación del Javelin fue el primer muscle car que se usó como coche patrulla en las autopistas de los EEUU.

 

Chevrolet Camaro 1967 “Hot Wheels” Concept

Es habitual que, cuando un coche tiene éxito, alguna firma haga réplicas en miniatura. Lo que no es habitual es que ocurra al revés: que se haga un modelo real a partir de un coche en miniatura. Y sin embargo, es lo que ha pasado con el Camaro de 1967 de Hot Wheels, que ha sido encarnado en un coche real por Chevrolet.

Réplica y original. La réplica es, en este caso, el coche grande. (fuente: autoweek.com)

Réplica y original. La réplica es, en este caso, el coche grande. (fuente: autoweek.com)

“Ruedas calientes”

Eran tiempos más inocentes. Un nombre como éste, actualmente, daría mucho que hablar.

Hot Wheels fue creada en 1968 por Mattel para competir con el otro gran fabricante de coches en miniatura (técnicamente, escala 1:64), Matchbox. Empezó fabricando modelos icónicos de las marcas americanas, entre los que se encontraban varios “muscle cars”: el Mustang, el Plymouth Barracuda y el Camaro.

Camaro 1967 de "Hot Wheels"

Camaro 1967 de “Hot Wheels”

Una de las características especiales de estos coches era la pintura “Spectraflame”, que le daba un aspecto metalizado parecido al de los coches reales. El acabado se conseguía puliendo el metal de las carrocerías y cubriéndolas con laca coloreada, y había colores muy llamativos y exóticos. El menos frecuente era “Hot Pink”, que fue considerado un color “de chicas” y no se usó demasiado. Ahora es uno de los más valorados por coleccionistas, precisamente por eso.

El coche real

Camaro 1967

Camaro 1967 “Hot Wheels” (fuente: motortrend.com)

Chevrolet ya tenía un “pack” Hot Wheels, un Camaro “moderno” con algunas mejoras especiales (“Camaro Hot Wheels Edition”). Es el que pueden ver en la primera foto de esta entrada, con su versión en miniatura.

La réplica del modelo de 1967 es una obra del grupo Chevrolet Performance, que le ha puesto un “pequeño” motor de 430CV y cambio automático de cuatro marchas. Pueden ver más fotos, tanto del exterior como el interior, en este enlace.

 

“La Puerta de Ishtar”, el juego de rol

He esperado a recibir el libro y a que se calmaran un poco las aguas para hablar de este juego. Hay tantas cosas buenas que decir, que no sé por dónde empezar.

La Puerta de Ishtar

Lo primero es explicar qué es. Sacado de su página en Verkami:

La Puerta de Ishtar es un juego de rol, de lápiz, papel e imaginación, que está ambientado en un mundo fantástico inspirado en la tradición Mesopotámica y del Oriente Próximo antiguo. Usa un sistema sencillo y que fomenta la narración. Un precioso libro de más de 350 páginas en tapa dura.

Lo más comentado sobre este juego ha sido su proceso de financiación. “La Puerta” ha sido un éxito de crowdfunding: Rodrigo García Carmona, su autor, se propuso reunir 2500€ para costear los gastos de impresión y publicación del juego; y acabó recaudando 14290€, seis veces más de lo planeado. Nunca se había hecho algo así en España: algunas editoriales, como Conbarba, han financiado la traducción de un juego de rol (Polaris, y ahora también Apocalypse World) mediante crowdfunding, pero no hay ningún caso de un autor independiente que decide publicar por su cuenta y consigue un apoyo popular tan grande.

Como todos los proyectos de crowdfunding, “La Puerta” ofrecía distintas recompensas según el dinero con el que contribuías. Con lo que pagué yo, además de una copia física del libro, también tuve acceso a los PDFs y recibí una bolsa con dados especiales (dados de seis caras “customizados”). Y lo mejor de todo: una dedicatoria del autor.

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El juego

Lo malo del gran éxito del crowdfunding del juego es que se ha hablado poco del juego en sí. Y sin embargo, son 350 páginas repletas. El libro tiene un tamaño considerable, y pesa lo suyo. Como un manual de rol al uso, todo sea dicho. Aún voy por la mitad, con lo que todo lo que diga aquí debe ser tomado con cierta precaución. A lo mejor al terminarlo tengo todavía más cosas que contar.

Logo del

Logo del “Motor de Emociones”

Las primeras páginas del libro se dedican a explicar cómo funciona el sistema usado en el juego, confeccionado también por Rodrigo y llamado “Motor de Emociones”. Está basado en seis atributos “estándar” (Fuerza, Destreza, etc.), oficios y rasgos de carácter. A diferencia de otros juegos más mecánicos, la creación del personaje va unida a su historia: mientras los atributos se tiran al principio, los oficios y rasgos de carácter se escogen según lo que ha vivido el personaje hasta un punto de inflexión, en el que empieza su vida aventurera. Dos características especiales llamadas “Pasión” y “Determinación”, usadas en los momentos más dramáticos, completan el sistema.

Lo que más me ha gustado ha sido la ambientación. Rodrigo ha usado fuentes históricas sobre Akkad y Sumer y ha tejido una historia fantástica con dioses al estilo H. P. Lovecraft (los “dioses de las estrellas”), brujos y bárbaros al estilo Robert E. Howard (los cimmerios son una de las razas del juego), magia oscura y terrible como la del Zothique de Clark Ashton Smith, y una sociedad decadente, injusta y multicolor con razas no humanas como los Uridimmu (hombres chacal) o  los Wardu (minotauros creados a partir de la sangre de un dios asesinado). Todo adornado con miles de nombres en Akkadio, el de verdad, el idioma extinto que sucedió al Sumerio como lengua de gobierno en la antigua Mesopotamia hace cuatro milenios, en el que se escribió la Epopeya de Gilgamesh.

Relieve de Gilgamesh, del palacio de Sargón II.

Relieve de Gilgamesh, del palacio de Sargón II.

La parte de los idiomas merecería una entrada aparte. Como friki de los idiomas, cada vez que veía un nombre no podía dejar de preguntarme qué significaría en realidad, sin dudar de que Rodrigo lo había tomado prestado de la transcripción de algún texto real. Creo que también las hay de cosecha propia, porque aunque muchas las encontré en un diccionario de Akkadio online, hay otras que no he encontrado. Todas esas palabras añaden una profundidad increíble a la ambientación, como (y salvando las distancias) todos los nombres en los distintos idiomas de la Tierra Media convirtieron “El Señor de los Anillos” en un libro sin igual. Espero de corazón que haya un “making-of” del libro en el futuro, explicando qué recursos ha usado Rodrigo para el idioma y qué partes de la ambientación se inspiran en historias o personajes reales. Hay varias referencias que conocía: la “Torre del Elefante” (“The Tower of the Elephant”) es un relato de Conan; y una de las ciudades de Kishar me recordó al relato “The Charnel House”, de Clark Ashton Smith. Pero muchas otras me son extrañas.

Todavía tengo que hablarles de la legión de dibujantes que Rodrigo ha reclutado para su proyecto, y del fantástico trabajo de marketing que ha hecho. Pero como por hoy ya he dicho mucho, lo voy a dejar para otra entrada.

El coche preferido de Marshall: Pontiac Fiero

Cuando vi este coche en bringatrailer.com supe que tenía la siguiente entrada sobre coches:

Pontiac Fiero de 1987 (fuente: bringatrailer.com)

Pontiac Fiero de 1987 (fuente: bringatrailer.com)

Éste es el Pontiac Fiero de 1987. No lo conocía hasta hace unos pocos años, cuando vi un episodio de una de mis series favoritas, “Cómo conocí a vuestra madre”. El episodio se llama “Arrivederci, Fiero” (temporada 2, episodio 17), y en él Marshall tiene que despedirse de un coche como éste que ha tenido durante muchos años. La banda sonora de este episodio se reduce a una canción, “500 miles”, de The Proclaimers.

El Fiero fue diseñado como un commuter car más deportivo que los habituales. Aunque tenía un motor bastante potente (2.5L, 90CV), los consumos eran razonables (para un coche americano de la época): 8.7% (litros/100 km) en ciudad, y 5.9% en carretera. El otro deportivo biplaza de General Motors era el Chevrolet Corvette, pero con su motor V8 no iba destinado al mismo público.

Como novedad, su motor estaba en posición central, parecido al Porsche 914. También incluía paneles de plástico, en lugar de metal, para reducir peso y costes. El parto del Fiero fue difícil, con parte de la burocracia de General Motors (la matriz de Pontiac) en contra del proyecto. Pero tras varios años de preparación y diseño (entre 1979 y 1984), el coche estuvo listo y fue un éxito de ventas: aunque dejó de fabricarse sólo cinco años después, más de 370000 salieron de las fábricas de la marca.

“El Hobbit”, o la distorsión de la nostalgia

Se estrenó la película de “El Hobbit”, y allí fuimos los de siempre a dejar nuestro dinero en el pequeño lujo que se ha convertido el cine. Tras una cena con comida basura, tres horas de película, varias discusiones con los amigos y un par de días para dejar que reposen los recuerdos, voy a poner por aquí otra opinión más sobre la última creación de Peter Jackson.

Para los que tienen prisa: la película me gustó. No me pareció un peliculón, ni la mejor película del año: sólo una película divertida y que ha puesto en imágenes escenas de uno de mis libros preferidos. Tampoco me esperaba nada más.

Póster de "El Hobbit" para la Comic-Con 2012 (fuente: Huffington Post)

Póster de "El Hobbit" para la Comic-Con 2012 (fuente: Huffington Post)

Mucha gente se queja porque esperaba que “El Hobbit” les hiciera sentir el mismo asombro y maravilla que las películas del “SdlA”. Esperaban una mejora respecto a esas películas: mejores efectos, mejores batallas, mejores historias. Esperaban sentir otra vez lo que sintieron hace once años (“La Comunidad del Anillo” se estrenó en diciembre de 2001).

Quizás no lo recordemos ahora, pero “La Comunidad del Anillo” también recibió muchas críticas. Las escenas de batallas fueron consideradas excesivas. Las licencias que Jackson y su gente se tomaron al recolocar personajes y diálogos fueron diseccionadas y condenadas “ad nauseam” por los fans más recalcitrantes (yo incluído). ¿La pelea de Gandalf y Saruman? Patética. ¿Toda la parte en la que sale Arwen? ¡Herejía! A Peter Jackson debieron pitarle los oídos durante mucho tiempo después del estreno.

¿Y las siguientes películas? Sólo hay que recordar la infame escena de Legolas haciendo una acrobacia imposible para subirse a un caballo, el cambio respecto al libro del personaje de Faramir, el terremoto en Mordor al final de la tercera película, Legolas otra vez encargándose personalmente de un olifante …

Pero entonces el contexto era diferente. No se había hecho nunca una película parecida, con la ambición de las producciones de Cecil B. DeMille y la tecnología de “Matrix”. Aunque “Gladiator” puso de moda otra vez las películas en épocas antiguas y con batallas campales (revivida antes también por “Braveheart”), no había un libro como “El Señor de los Anillos” detrás, que sacó a todos los frikis del mundo de sus habitaciones y los atrajo en manada a los cines. Nunca había habido un fenómeno de fans como aquel. Nunca había habido una película tan esperada.

“El Hobbit” no es una película revolucionaria, como lo fueron las anteriores. Pero es una buena película. Está bien hecha, y no insulta (demasiado) la inteligencia del espectador. Es lo bastante fiel al libro como para que cualquiera que lo haya leído la pueda disfrutar. Le gustará a todo el que le gustaron las anteriores.

Todo lo demás es la distorsión de la nostalgia.

 

Hot Rods Datsun

La comunidad del “hot rodding” tiene ciertos coches fetiche. Son coches que se ven muy a menudo modificados, quizás porque eran muy abundantes y es fácil encontrar piezas para ellos, o porque son fáciles de modificar. De ellos, los Datsun aparecen a menudo en bringatrailer.com. Aunque ya hablé de esta marca hace tiempo, recientemente he visto otros modelos que me han gustado.

Datsun 610 turbo de 1974

Datsun 610 turbo de 1974 (fuente: bringatrailer.com)

Datsun 610 turbo de 1974 (fuente: bringatrailer.com)

Los fastback me encantan. Este diseño está presente en muchos coches clásicos, como el Mustang. Los japoneses también lo usaron, en este caso en un Datsun 610 turbo de 1974. Este coche en particular ha sido modificado con un motor Nissan de 300CV, y otros añadidos hasta llegar a un total de 15000 dólares. Yo sólo cambiaría el color: nadie te tomará en serio con un deportivo pintado de color huevo pasado.

Datsun 1200 de 1971

Datsun 1200GX de 1971 (fuente: bringatrailer.com)

Datsun 1200GX de 1971 (fuente: bringatrailer.com)

Aquí tenemos otro Datsun, un 1200GX de 1971. Entre las mejoras aplicadas hay varias piezas del modelo 280ZX. Por cierto, que el dueño es el mismo que el del Datsun anterior.

Datsun Bluebird SSS de 1970

Datsun Bluebird SSS de 1970 (fuente: bringatrailer.com)

Datsun Bluebird SSS de 1970 (fuente: bringatrailer.com)

Hablando de colores con los que nadie te tomará en serio … Voy a suponer que este amarillo horrendo es el del coche original, y se ha conservado para darle un toque más auténtico.

Por lo demás, este coche no es de fabricación americana, como los otros, sino una importación japonesa. En el artículo se ve que tiene el volante a la derecha, como los coches ingleses. Aparte de eso, el toque más exótico son los retrovisores en la parte delantera del morro, en lugar de al lado de las ventanillas. Son muy típicos en Japón, aunque no sé si serán muy cómodos.

 

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