Reconozco que el título lo he puesto aposta para provocar. Es lo que tiene la guerra sucia de la blogosfera: todo vale con tal de atraer visitas.

A estas alturas todo el mundo conoce la saga de Canción de Fuego y Hielo. Hasta hace un par de años era una saga de culto, que muchos habíamos leído pero no era conocida por las grandes masas. Todo eso cambió con el anuncio de la serie de HBO, que ha catapultado los libros y su autor a la fama. No sólo en el ámbito geek, en el que ya destacaba, sino también a nivel popular. No quiere decir que puedas preguntarle a cualquier chaval de veinte años sobre la serie y vaya a contestarte, pero casi.

Yo empecé con la saga en el 2003. Fui un día al Corte Inglés con el objetivo de comprar un libro (no había FNAC todavía aquí en Coruña), y paseando por la sección de literatura fantástica encontré un libro cuya portada incluía un guerrero con espada, un lobo y un ambiente invernal. Teniendo en cuenta que la oposición eran los habituales subproductos de la literatura fantástica para adolescentes, la elección no fue difícil.

Portada de "Juego de Tronos"

Portada de la primera edición de "Juego de Tronos" de Gigamesh

No recuerdo cuánto tiempo me llevó acabar el libro, pero fue poco. Cuando faltaban un par de cientos de páginas empecé a pensar que había demasiadas líneas argumentales abiertas como para terminarlas en tan poco espacio. A medida que pasaban las páginas fui asumiendo que lo que ponía en la portada de “Canción de Fuego y Hielo, volumen 1” iba en serio, y que me iba a quedar sin saber lo que pasaba con todos aquellos personajes presentados en el libro. Cuando llegué al (sorprendente) final, sólo podía pensar en una cosa: “tengo que leer el siguiente libro”.

Había dos libros más publicados, pero en inglés.

Para mi horror, “Juego de Tronos” se había editado en español poco antes de que yo lo comprara, en el 2002; y la traducción del siguiente estaba pensada para uno o dos años después. Incapaz de esperar tanto tiempo (irónico, teniendo en cuenta lo que hubo que esperar por los volúmenes cuarto y quinto), fui a Amazon y compré “Clash of Kings” y “Storm of Swords” en edición de bolsillo en inglés. Decir que los devoré sería decir poco. Llevaba el libro encima y leía a todas horas: en el bus que me llevaba al trabajo, durante la comida, en el bus que me traía de vuelta a casa …

Edición en tapa blanda de "A Clash of Kings"

Portada de la edición de "A Clash of Kings" que compré tras leer el primer libro

En cuanto acabé el tercer volumen me uní al resto de fans de la saga que esperaban el cuarto volumen como agua de mayo. Leía periódicamente el weblog de George R. R. Martin esperando alguna noticia, algún fragmento, cualquier migaja que pudiera saciar el hambre de más que me habían dejado los primeros libros. En cuanto fue posible, reservé el cuarto volumen en Amazon, en inglés. Hice lo mismo con el quinto, que estoy acabando ahora.

Cuento todo esto para que se hagan una idea de desde cuándo estoy involucrado con esta saga. Durante los cinco años que hubo que esperar a por los volúmenes cuartos y quintos hubo mucho tiempo a pensar en los personajes, en el desarrollo del argumento, en el pasado y el futuro de la saga. Y de ahí viene el título: mucho me temo que, aunque espero estar equivocado, no es posible que George R. R. Martin consiga terminar la saga con éxito.

¿A qué me refiero con “éxito”? No es éxito comercial, eso seguro. Con la audiencia que ha tenido la serie, y todos los nuevos fans que ha atraído, Martin tiene el futuro asegurado. Con éxito me refiero a lo que todos los fans esperamos: un final satisfactorio, que cierre todos los hilos argumentales de forma que podamos cerrar el último libro, suspirar y pensar: “ha merecido la pena”.

No tengo argumentos sesudos y estudiados para defender esta idea. Es sólo una intuición. No vi la serie “Lost”, pero me parece que con “Cancion de Fuego y Hielo” está pasando algo parecido: de tanto enredar la trama, llegará un punto en que la única forma de salir airoso de ella será cortar por lo sano eliminando personajes a lo bruto (algo que, y lo digo como elogio, Martin nunca ha dudado en hacer) o recurrir al “deux ex machina”. Si han leído algo de Stephen King sabrán a lo que me refiero: tras toda la tensión creada a lo largo del libro, al final ocurre algo sin mucha explicación y que cierra el libro como por arte de magia. Es lo más parecido a un coitus interruptus que puede pasarte leyendo un libro. Suele ir acompañado de cara de sorpresa, alguna exclamación del tipo “WTF” y unas ganas tremendas de entrar en Internet y poner a parir al autor y al libro en todos los foros posibles.

Si llegara a ocurrir, sería algo muy triste. Invalidaría de un plumazo todo lo conseguido con los siete libros. Es extraño, pero juzgamos algo por el sabor de boca que nos ha dejado al final. “Está bien lo que bien acaba”, dice el refrán, y de ahí se puede sacar un corolario inquietante: “está mal lo que mal acaba”.

Aún así, yo volveré a reservar el siguiente libro de la saga en cuanto sea posible, y cuando lo tenga en mis manos lo leeré compulsivamente como he hecho con todos. Y si lo peor llega a ocurrir … bueno, siempre nos quedará el Muro.

Recreación del Muro de Ted Nashmith (fuente: mymiddleearth.com)