Si vieran esta imagen, sin saber nada sobre ella, ¿qué dirían que es?

Wulfila_bibel

Lo primero que pensé cuando la vi fue “Moria”. Esta página podría haber sido sacada de una inscripción en la roca de la ciudad enana abandonada de “El Señor de los Anillos”. El estilo rúnico de las fuentes y los arcos en el pie de página invitan a pensar así.

Pero esta página pertenece a un libro real, el “Códex Argenteus”, una traducción de la biblia hecha en el siglo IV por el obispo Ulfilas (o Wulfilas, según las fuentes). Su particularidad es ser la única muestra existente del idioma en que está escrito: el que hablaba Alarico, que depuso a un emperador romano, colocó a otro de su designio, lo quitó luego y saqueó Roma; el que hablaba Ataulfo, su hermano, que dirigió a su gente hacia España y el sur de Francia; el que hablaba Teodomiro, que años después de Alarico conquistó roma y fundó un reino en Italia; el que hablaban los abuelos de Roderico (“Rodrigo”), que facilitó la invasión de la península ibérica por los moros; y el que hablaban los antepasados de Pelayo, el que inició la reconquista.

Seguro que ya lo han adivinado: estoy hablando del godo, el idioma de los germanos que llegaron a las tierras del imperio romano en el siglo III desde Escandinavia, que Roma llamó “godos”. Se dividían en ostrogodos (los “godos del este”), que estuvieron aliados con Atila, y visigodos (los “godos del oeste”), foederati de Roma. Ambos pueblos abandonaron su lenguaje original a medida que se “romanizaron” y se convirtieron al cristianismo (primero como arrianistas, luego como católicos). En el siglo VI ya casi nadie lo hablaba, pero por suerte tenemos el trabajo de Ulfilas para recordarnos que existió.