Bienvenidos a la segunda entrega sobre nuestras grandes amigas, las espadas malditas. Nada como una espada poseída por un espíritu maligno o condenada a matar a su portador para alegrarnos el día (como lectores de literatura fantástica, se entiende).

Hoy vamos un poco hacia atrás en el tiempo, saltando del año 1954 en el que habíamos dejado a Poul Anderson y su espada rota al año 1891, año de publicación del libro “Eric Brighteyes”, de Henry Rider Haggard.

Eric Brighteyes

Henry Rider Haggard fue un prolífico autor de fantasía, aunque en su época (siglo XIX) el género todavía no tenía una entidad propia. Sus relatos de aventuras fueron una inspiración para otros grandes autores posteriores, como Robert E. Howard y Edgar Rice Burroughs.

Portada de "Eric Brighteyes"
Portada de “Eric Brighteyes”

En 1891, Haggard ya había publicado sus dos obras más famosas, “Las Minas del Rey Salomón” y “She” (“Ella”). Ambas están basadas en el modelo del explorador europeo que viaja a un reino oculto en el interior de África, continente que estaba empezando a ser descubierto. Aunque sus obras rezuman de los pecados comunes a la literatura victoriana (los protagonistas siempre son europeos, anglosajones y cristianos; y siempre contrasta su civilización con el barbarismo de los nativos que encuentran), son uno de los primeros ejemplos de ficción de entretenimiento puro y duro, y todavía son muy populares.

“Eric Brighteyes” sorprendió a sus lectores por el cambio de tono y ambientación. Es una imitación de historias escandinavas y germánicas conocidas como sögur (plural del islandés saga, “lo que se dice” o “historia, cuento”), ambientadas durante la söguöld o “edad de las sagas” (siglos X-XI), y recogidas por escrito mucho más tarde, en el siglo XIII. Irónicamente, fueron pasadas a pergamino por clérigos cristianos, que no creían en todos aquellos dioses y criaturas que estaban describiendo.

El protagonista es Eric Thorgrimursson, islandés, también llamado “Eric Brighteyes” (Eric “Ojos Brillantes”) por el brillo de sus ojos. A lo largo de la novela, intenta ganarse el amor de Gudruda “The Fair” (Gudruda “la Bella”), que también está enamorada de él. Pero la bruja Swanhild y otro vikingo, Ospakar “Blacktooth”, intentarán impedírselo. Como las sagas tradicionales, el relato es trágico a pesar de los actos heroicos de Eric y sus aliados. La novela no tiene apenas elementos sobrenaturales, aunque los que aparecen son muy importantes para la trama. Están personificados por Swanhild, que usa sus maléficos poderes para impedir que Eric y Gudruda se reunan.

Snorri Sturluson, uno de los que recopilaron las antiguas sagas

Snorri Sturluson, uno de los que recopilaron las antiguas sagas

Y como no podía ser de otra forma, también hay una espada, Whitefire. Su origen es muy antiguo:

“Ay, Asmund, a wondrous blade indeed. There is no other such in the world, for the dwarfs forged it of old, and he shall be unconquered who holds it aloft. This was King Odin’s sword, and it is named Whitefire. Ralph the Red took it from King Eric’s cairn in Norway”

Y aunque no tiene la mala leche de Stormbringer o Tyrfing, las runas inscritas en ella tampoco auguran nada bueno para su portador:

“Whitefire is my name—
Dwarf-folk forged me—
Odin’s sword was I—
Eric’s sword was I—
Eric’s sword shall I be—
And where I fall there he must follow me.”

Como se podrán imaginar, la profecía inscrita en la espada acaba siendo cierta. Y hasta aquí puedo leer para no estropearles el relato.

“Eric Brigheyes” fue una gran influencia en “The Broken Sword”, como verán si leen ambos libros. Pero no vamos a cerrar nuestra saga de espadas malditas aquí. Vamos a dar otro pequeño salto, esta vez hacia adelante, y volver con uno de nuestros autores favoritos: JRR Tolkien. Porque tampoco el Maestro se pudo escapar al atractivo de las espadas malditas.

Túrin Turambar y Gurthang

La historia de Túrin Turambar es un relato que Tolkien empezó a escribir, con posteriores modificaciones, en 1917. Originalmente se llamaba “Turambar and the Foalókë”, y ha sido recogida en “El Silmarillion” (donde la leí yo) y más recientemente en otro libro póstumo llamado “The Children of Húrin”.

Portada de "The Children of Hurin"

Portada de "The Children of Hurin"

Como todas las anteriores, la historia de Túrin es trágica: un príncipe humano alto y apuesto, hijo del gran rey Húrin, perdió a su padre con ocho años, cuando éste fue capturado en la “Batalla de las Lágrimas Innumerables”. Fue adoptado por el rey elfo Thingol (el padre de la famosa Lúthien), pero años más tarde tuvo que huir por causar la muerte de uno de sus consejeros. Su mejor amigo, el elfo Beleg Cúthalion, fue a buscarle y le ayudó. Pero con él llevaba la semilla de su destrucción: Anglachel, la espada negra, hecha por el elfo oscuro Eöl a partir del hierro de un meteorito.

Melian, una maia y esposa de Thingol, ya percibía que aquella espada no era trigo limpio:

There is malice in this sword. The dark heart of the smith still dwells in it. It will not love the hand it serves, neither will it abide with you long.

Y acertó: por accidente, Túrin confundió a Beleg con un enemigo y le mató con aquella espada. Después de haberse recuperado del dolor por haber matado a su mejor amigo, Túrin hizo reforjar la espada y le dio su nombre definitivo: Gurthang, “Hierro de Muerte”.

Tras muchas otras aventuras y desventuras, Túrin mató al dragón Glaurung con Gurthang, pero éste le reveló un gran secreto: Túrin se había casado con Finduilas, que aunque él no lo sabía, era su hermana. Previamente se lo había dicho también a Finduilas, que se suicidó tirándose por un acantilado; y luego Túrin, incapaz de soportar la tristeza, le pidió a Gurthang que le quitara la vida. Lo que, huelga decir, la espada aceptó encantada.

Extrañas coincidencias

¿Les suena esta parte final del diálogo entre Túrin y Gurthang? Debería: pasa lo mismo entre Elric y Stormbringer al final de su saga. ¿Plagio? ¿Es posible que Moorcock, que ha dicho hasta la saciedad que no le gustaba la ficción de Tolkien, le copiara en algo así?

¿Y también encuentran ciertas similitudes con “The Broken Sword”? ¿Es que también Poul Anderson copió el relato no publicado entonces de Tolkien?

No es eso, en realidad. Pero aclararemos el misterio en la siguiente entrega.