He esperado a recibir el libro y a que se calmaran un poco las aguas para hablar de este juego. Hay tantas cosas buenas que decir, que no sé por dónde empezar.

La Puerta de Ishtar

Lo primero es explicar qué es. Sacado de su página en Verkami:

La Puerta de Ishtar es un juego de rol, de lápiz, papel e imaginación, que está ambientado en un mundo fantástico inspirado en la tradición Mesopotámica y del Oriente Próximo antiguo. Usa un sistema sencillo y que fomenta la narración. Un precioso libro de más de 350 páginas en tapa dura.

Lo más comentado sobre este juego ha sido su proceso de financiación. “La Puerta” ha sido un éxito de crowdfunding: Rodrigo García Carmona, su autor, se propuso reunir 2500€ para costear los gastos de impresión y publicación del juego; y acabó recaudando 14290€, seis veces más de lo planeado. Nunca se había hecho algo así en España: algunas editoriales, como Conbarba, han financiado la traducción de un juego de rol (Polaris, y ahora también Apocalypse World) mediante crowdfunding, pero no hay ningún caso de un autor independiente que decide publicar por su cuenta y consigue un apoyo popular tan grande.

Como todos los proyectos de crowdfunding, “La Puerta” ofrecía distintas recompensas según el dinero con el que contribuías. Con lo que pagué yo, además de una copia física del libro, también tuve acceso a los PDFs y recibí una bolsa con dados especiales (dados de seis caras “customizados”). Y lo mejor de todo: una dedicatoria del autor.

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El juego

Lo malo del gran éxito del crowdfunding del juego es que se ha hablado poco del juego en sí. Y sin embargo, son 350 páginas repletas. El libro tiene un tamaño considerable, y pesa lo suyo. Como un manual de rol al uso, todo sea dicho. Aún voy por la mitad, con lo que todo lo que diga aquí debe ser tomado con cierta precaución. A lo mejor al terminarlo tengo todavía más cosas que contar.

Logo del

Logo del “Motor de Emociones”

Las primeras páginas del libro se dedican a explicar cómo funciona el sistema usado en el juego, confeccionado también por Rodrigo y llamado “Motor de Emociones”. Está basado en seis atributos “estándar” (Fuerza, Destreza, etc.), oficios y rasgos de carácter. A diferencia de otros juegos más mecánicos, la creación del personaje va unida a su historia: mientras los atributos se tiran al principio, los oficios y rasgos de carácter se escogen según lo que ha vivido el personaje hasta un punto de inflexión, en el que empieza su vida aventurera. Dos características especiales llamadas “Pasión” y “Determinación”, usadas en los momentos más dramáticos, completan el sistema.

Lo que más me ha gustado ha sido la ambientación. Rodrigo ha usado fuentes históricas sobre Akkad y Sumer y ha tejido una historia fantástica con dioses al estilo H. P. Lovecraft (los “dioses de las estrellas”), brujos y bárbaros al estilo Robert E. Howard (los cimmerios son una de las razas del juego), magia oscura y terrible como la del Zothique de Clark Ashton Smith, y una sociedad decadente, injusta y multicolor con razas no humanas como los Uridimmu (hombres chacal) o  los Wardu (minotauros creados a partir de la sangre de un dios asesinado). Todo adornado con miles de nombres en Akkadio, el de verdad, el idioma extinto que sucedió al Sumerio como lengua de gobierno en la antigua Mesopotamia hace cuatro milenios, en el que se escribió la Epopeya de Gilgamesh.

Relieve de Gilgamesh, del palacio de Sargón II.

Relieve de Gilgamesh, del palacio de Sargón II.

La parte de los idiomas merecería una entrada aparte. Como friki de los idiomas, cada vez que veía un nombre no podía dejar de preguntarme qué significaría en realidad, sin dudar de que Rodrigo lo había tomado prestado de la transcripción de algún texto real. Creo que también las hay de cosecha propia, porque aunque muchas las encontré en un diccionario de Akkadio online, hay otras que no he encontrado. Todas esas palabras añaden una profundidad increíble a la ambientación, como (y salvando las distancias) todos los nombres en los distintos idiomas de la Tierra Media convirtieron “El Señor de los Anillos” en un libro sin igual. Espero de corazón que haya un “making-of” del libro en el futuro, explicando qué recursos ha usado Rodrigo para el idioma y qué partes de la ambientación se inspiran en historias o personajes reales. Hay varias referencias que conocía: la “Torre del Elefante” (“The Tower of the Elephant”) es un relato de Conan; y una de las ciudades de Kishar me recordó al relato “The Charnel House”, de Clark Ashton Smith. Pero muchas otras me son extrañas.

Todavía tengo que hablarles de la legión de dibujantes que Rodrigo ha reclutado para su proyecto, y del fantástico trabajo de marketing que ha hecho. Pero como por hoy ya he dicho mucho, lo voy a dejar para otra entrada.